Características del
desarrollo del niño con discapacidad visual
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Intervención de la
familia o de profesionales
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Desarrollo general
La
discapacidad visual tiene diversos efectos en la evolución y desarrollo de
los niños, ya que influye en su relación y comunicación con su entorno,
porque limita su participación y el acceso a la información, y por tanto, el
desarrollo del lenguaje, la aparición del juego simbólico y en otras variables
del desarrollo evolutivo.
Mucha
sobreprotección sólo hacen que los niños con discapacidad visual desarrollen
una baja autoestima e inseguridad, limitan su autonomía y presentan retraso
escolar.
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Heterogeneidad
Los
grupos suelen ser heterogéneo, debido a
diversas
razones:
Causa
de la ceguera
Distintos
grados de visión
Pronóstico
de la patología
Momento
de aparición de la discapacidad.
Desarrollo
cognitivo, estilo y capacidad de aprendizaje.
Personalidad,
motivación, habilidades sociales, actitudes. Recursos del entorno: nivel
socioeconómico, apoyo social, familiar y educativo, servicios comunitarios.
Características de la visión
La
visión permite recoger la información a distancia y de forma global.
El
niño con discapacidad visual, por el contrario, percibe con el tacto el
entorno de forma fragmentada y poco estimulante.
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Es
muy importante mostrarles más seguridad y darles autonomía para despertar su
curiosidad y se desarrollen más independientes.
Para
brindar una buena atención a niños y niñas con discapacidad visual en la
escuela es necesario considerar:
En el ambiente o aula: La organización
especial que favorezca la movilidad y la autonomía
El mobiliario disponible y adecuación al
estudiante
La iluminación y nivel de ruido del aula
El material didáctico general y específico
En la metodología: Realizar adaptaciones
curriculares.
Introducir,
seleccionar y potenciar técnicas y estrategias que sean útiles para todos los
estudiantes, así como introducir, seleccionar y potenciar el sistema de
comunicación que utilice el estudiante con discapacidad visual.
Conformación de equipos
de trabajo en el aula: Combinar grupos heterogéneos con otros más homogéneos,
aprovechar las actividades de gran grupo para mejorar el clima y las
relaciones de los estudiantes.
Espacio y tiempo: Distribuir el espacio
para que permita el acceso fácil, reducir al máximo el nivel del ruido en el
aula, y confeccionar el horario teniendo en cuenta los momentos de apoyo que
requiera el niño con discapacidad visual.
Materiales: Crear, seleccionar,
adaptar y ubicar los materiales para que sea de fácil acceso, informarles sobre
el material que existe en el aula incluido el específico, y su utilidad.
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Desarrollo sensorial y
perceptivo
A
través de los estímulos, las sensaciones, las emociones… los bebés
obtienen información de su entorno y
se relacionan con las personas que les rodean desde su nacimiento.
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Percepción kinestésica y
táctil.-Percepción
háptica (tacto activo) percepción, integración y asimilación de sensaciones,
es base del desarrollo y aprendizaje de las personas con discapacidad visual,
especialmente de los que presentan ceguera total.
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Desarrollar
en el niño desde pequeño, la capacidad de explorar con las manos, de forma
coordinada, reconocer objetos de su entorno cotidiano, discriminar formas, texturas
(de preferencia agradables), volúmenes, temperaturas, tamaños, pesos,
desniveles, consistencias, etc.
Desarrollar
su psicomotricidad al motivar su movimiento libre, que se balancee, colocar
camas elásticas, pelotas de goma, etc.
Que contribuyan al dominio de su cuerpo.
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Percepción auditiva
El
sentido auditivo aporta gran parte de la información del entorno para una persona
con discapacidad visual. Posibilita la interacción social, la orientación y
la comunicación.
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Debemos
guiar al niño en la selección de sonidos importantes, emparejándolos con el
objeto que los causó.
Es
conveniente hablar al niño para ayudarle a anticipar lo que va a pasar.
Es
necesario verbalizar lo que hacemos, lo que ocurre en el entorno, para
aportar al niño información y transmitirle seguridad.
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Percepción olfativa
gustativa.- La
exploración del ambiente mediante el olfato proporciona cierta información que
matiza y complementa a los otros sentidos.
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Es
preciso potenciar los sentidos del gusto y el olfato ya que complementan a
los otros sentidos.
Siempre
verbalizando todo aquello que se relacione con él.
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Percepción visual.- La visión es crucial
para el desarrollo del bebé porque le motiva, le guía y es un estímulo para
moverse e interactuar y para el desarrollo cognitivo.
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La
vista se desarrolla de forma espontánea cuando se utiliza. Aunque el niño
esté diagnosticado como ciego total, deberemos estar muy atentos a cualquier
actitud o conducta que nos indique que el niño tiene un resto visual, por
pequeño que éste sea.
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Desarrollo psicomotor
Es
la base para el aprendizaje, el desarrollo intelectual y la madurez del
sistema nervioso.
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Al
nacer, todos los niños tienen los mismos reflejos. El niño que ve, gracias a
la estimulación ambiental, desarrolla de forma espontánea su psicomotricidad;
el niño con discapacidad visual, por el contrario, presenta cierto retraso en
su desarrollo motor, a causa de la falta de visión, sobre todo en aquellas actividades
ligadas al movimiento.
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Para
que aprenda a mantenerse sentado, sujetarse lateralmente, cambiar de postura
(de boca abajo a boca arriba y viceversa), avanzar reptando, ponerse de
rodillas o caminar con ayuda.
Para
enseñarle a caminar, conviene facilitarle muebles o apoyos a su altura para que
se sujete de pie y para que le sirvan de referencia, colocar sus pies sobre
los nuestros mientras caminamos, para que interiorice el movimiento, tomando al niño de las manos y ayudándole a
que controle el espacio y se sienta seguro en lugares donde tenga para sujetarse.
A
lo largo de los primeros 4 años, el niño adquiere conciencia espacio-temporal:
Anticipa lo que va a ocurrir (aseo, alimentación, sueño…), de relacionar los
ruidos que le permitan conocer qué va a pasar a continuación y así los cambios
serán más agradables. Verbalizar todo antes de que suceda
Proporcionarle
un entorno ordenado y seguro.
Enseñarle
(como a todos los niños) qué cosas pueden ser peligrosas (enchufes, horno,
radiadores, escaleras, productos de limpieza o medicamentos).
Desarrollar
su coordinación bimanual: Dar palmadas, golpear juguetes, tocar el tambor,
apretar juguetes que suenen o pulsar teclas o botones que produzcan efectos
sonoros.
Estimular
su exploración táctil.
Desarrollo de la
motricidad gruesa
Fomentar
la exploración de objetos en la línea de su eje central corporal (echado o
sentado)
Interactuar
con el niño verbalmente y aumentar su actividad motriz de forma natural con
las actividades diarias, a partir del conocimiento del propio cuerpo del
niño: dónde están las partes del cuerpo, cómo se mueven, la situación de los
objetos con respecto al cuerpo del niño o del adulto, etc.
Fomentar
el desarrollo de movimientos boca abajo. Por ejemplo, son útiles la mantas
con objetos sonoros o texturas distintas para que el niño los pueda manipular
en posición de gateo y faciliten su movilidad espontánea.
Adquisición
de hábitos de autonomía personal cada vez más elaborados (beber, comer con
cubiertos, caminar detectando obstáculos con un pequeño bastón adaptado a la
altura del niño, etc.)
Fomentar
el aprendizaje de la marcha autónoma, apoyarlo directamente al inicio y
retirando el apoyo cuando el niño lo pueda realizar solo. Se puede emplear
cuerdas que señalen los itinerarios en la casa o en el colegio para fomentar
el niño camine con seguridad.
Desarrollo de la
motricidad fina
Proporcionar
al niño objetos y juguetes con texturas diferentes.
Realizar
actividades de discriminación, clasificación, enseñar a utilizar las dos
manos de forma coordinada.
Dibujar
Recortar
o picar figuras, moldear plastilina, etc.
Es
importante realizar actividades para trabajar la psicomotricidad fina
mediante actividades de
discriminación, clasificación, etc.
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Desarrollo cognitivo
Es
el resultado de la interacción del niño con su entorno. El niño percibe los
estímulos, los selecciona, organiza y asimila.
Las
experiencias perceptivas determinan el desarrollo intelectual.
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El
desarrollo cognitivo de un niño con discapacidad visual es más lento y diferente
al de un niño que ve, como consecuencia de la falta de información visual
acerca de las características de las personas, los objetos y el entorno, que
hace que la percepción sea más lenta y más limitado el conocimiento de las
cosas y las personas.
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1º Etapa: Desde el
nacimiento hasta los 6 meses
En
las primeras semanas de vida predominan los procesos fisiológicos cuyo fin es
facilitar el crecimiento y el equilibrio.
A
partir del segundo mes, el niño y la madre funcionan como una unidad, ya empieza
a diferenciar los estímulos internos de los externos.
El
niño buscará captar los sonidos por lo que buscará girar la cabeza en sentido
contrario de donde proviene el sonido y son los padres los que le deben
ayudar a encontrar otras salidas o direcciones para conseguir un desarrollo armónico.
Nuestra
intervención en esta etapa consiste en ayudar al niño y a la familia en esa
dirección, desde un trabajo preventivo de las alteraciones que pueden surgir
a causa de la ceguera.
2º Etapa: Entre los 6 y
12 meses
El
niño alcanza cierta madurez neurofisiológica.
Se
inicia ahora la coordinación visomotora, la manipulación de objetos bajo el
control visual y el interés por el mundo exterior.
Comienzan
los primeros intentos de separación de la madre y el miedo a los extraños.
Comienza
a explorar visual, manual y táctilmente.
La
confianza y seguridad proporcionada hasta ahora, permiten al niño abrirse al mundo
exterior y tener un papel más activo.
Expresa
de forma espontánea lo que quiere y es conveniente que reciba alguna
respuesta a esas demandas.
3º Etapa: Entre los 12 y
los 18 meses
Se
inicia el gateo y la marcha, y un mayor interés por los objetos, el niño se
separa físicamente de la madre.
Pueden
localizar objetos mediante el sonido.
Comienza
a extender la mano hacia el estímulo sonoro. Aprende a buscar objetos
escondidos y tiene mayor destreza manual.
Pueden
hacer «pinza» con los dedos pulgar, índice y corazón para controlar la
orientación y dejar la otra mano libre para ubicar lo que desea.
Hacia
el año el niño empieza a masticar, a beber solo de un vaso (las tazas con asas
no son aconsejables porque se pierde la referencia de inclinación al beber),
a comer con cuchara.
También
es necesario ir enseñándole a colaborar en las tareas de vestido y de aseo
personal.
4º Etapa: Entre los 18 meses
y los 2 años
Juega
a que come con platos de juguetes, sin comida, etc.
Comprende
que los objetos existen independientemente de si son o no son percibidos,
visual, táctil o auditivamente, le
provoca la motivación suficiente como para desplazarse hacia el objeto o la fuente
de sonido.
Ya
ha comenzado la alimentación sólida, la masticación es imprescindible para
una correcta nutrición y favorece una correcta articulación.
Controla
sus esfínteres.
5° Etapa: Entre los 2 a
6 años
Elabora
su imagen a partir de la propiocepción y el reconocimiento de su voz.
Desarrolla
su lenguaje y puede nombrar los objetos, y controlar el ambiente.
Se
consolida la individuación y se configura la identidad personal.
Comienza
a desarrollar el juego simbólico.
Sigue
favoreciendo las destrezas manipulativas y la coordinación bimanual, control
tónico muscular, independencia de dedos y manos, coordinación de movimientos,
etc. (manejo de plastilina, hacer torres con cubos, introducir objetos en
botellas con la boca cada vez más estrecha, enroscar y desenroscar, ensartar
cuentas, ensartar bolas en un cordel, meter monedas en una hucha.
Continúa
haciendo la pinza con los dedos pulgar, índice y corazón y a utilizar ambas
manos de forma coordinada.
6º Etapa: Entre los 6 a
los 11 años
Existe retraso en aquellos aspectos en los
que es necesaria la representación y manipulación con objetos
tridimensionales (seriaciones, clasificaciones, operaciones lógicas,
conservación de la sustancia, etc.)
Sin
embargo, en todo lo relacionado con el lenguaje, los niños ciegos obtienen
resultados similares a los videntes.
7º Etapa: A partir de
los 11-12 años
Es
una etapa en la que los cambios físicos y psicológicos afectan a todos los adolescentes.
Para los
ciegos, puede ser especialmente difícil ya
que descubren el alcance de sus limitaciones y puede generar baja
autoestima y problemas de integración social.
8º Etapa: Alrededor de
los 14-15 años
A
partir de esta edad se superan los retrasos de los períodos anteriores, es decir,
para organizar la información, la visión es sustituida por otros procesos sensoriales
y lingüísticos.
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Desarrollo emocional y
afectivo
El
desarrollo emocional es en todos los niños, con discapacidad o sin ella, el motor
del desarrollo general. «Las leyes del psiquismo humano son universales.
Lo
que cambia son las circunstancias en las que cada sujeto debe enfrentarse a la
vida» (Lucerga y Sanz, 2003). Todos los niños tienen que ir asimilando y adaptándose
progresivamente al mundo que les rodea.
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La
mirada representa el primer lenguaje y a través de ella el bebé interacciona
con el mundo que le rodea.
La
ausencia de la mirada puede afectar la relación del niño con su madre porque condiciona
el diálogo espontáneo, la estimulación y la imitación.
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En
bebés con discapacidad visual se observan expresiones faciales básicas, pero
menos expresivas, que deben de reforzarlas poniendo nuestras manos en su
cara, y sus manos sobre la cara del adulto, para que pueda interiorizar
posturas y movimientos.
El
niño con discapacidad visual empieza a sonreír a partir de los 2-3 meses. Los
padres deben aprender que la sonrisa de su hijo aparece para responder a sus estímulos
y no de forma espontánea para iniciar la interacción. Se pasa de la sonrisa
automática de los primeros meses a la sonrisa selectiva de los 6 meses emitida
cuando hay una vinculación afectiva.
El
bebé con discapacidad visual entre los 7 y 15 meses muestra signos de miedo a
los extraños, igual que el vidente, y rechazan o lloran ante la presencia de
un adulto que no conocen. Esto es un indicador de que todo va bien y de salud
mental. Se calman cuando escuchan una voz conocida o palpan un rostro que les
resulta familiar.
Los
niños que ven, hacia los 5 meses, buscan la proximidad con la madre extendiendo
las manos hacia ella. Sólo necesitan coordinar el ojo y la mano. Los niños
con discapacidad visual lo consiguen entre los 10 y 16 meses, ya que, además,
necesitan tener el concepto de permanencia de la madre aunque no la estén
escuchando o tocando.
Debemos
apoyar al niño con deficiencia visual interactuando constantemente con él
mediante el contacto corporal, movimientos y verbalizaciones.
El
niño que no es estimulado suele auto-estimularse, para compensar el aislamiento
social o la carencia de estímulos.
Este
es pues el objetivo de la intervención: dar a las familias la información y
el apoyo suficiente para conseguir el crecimiento del niño y prevenir
retrasos o detenciones en su desarrollo.
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Comunicación, lenguaje y
socialización
El
lenguaje es para el niño con discapacidad visual la forma más importante para
aprender y conocer el mundo que le rodea, para comunicarse con los demás y
controlar el entorno.
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La
discapacidad visual no influye en el desarrollo del lenguaje. El bebé sin
visión también vocaliza y juega con el lenguaje desde los primeros meses. Se
da cuenta que hay respuesta y aprenden a expresar sus necesidades y deseos.
Los
adultos deben de establecer un diálogo
lúdico con el niño, respetando su ritmo. Es importante dejar también al niño
su espacio para que pueda responder.
Es
muy importante que aprendan a tolerar las
frustraciones y respetar los límites.
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Estimular
al niño poniendo sus manos sobre nuestra cara, boca y garganta para que pueda
percibir los movimientos de los labios y la articulación, así como la
vibración de los sonidos.
Es
necesario que describamos los acontecimientos diarios en casa, en el colegio
y en la calle; o las acciones realizadas por otras personas y por el niño
mismo, así como que describamos los objetos y sus características.
Puede
controlar el entorno a través del habla, por ejemplo, preguntando de forma
insistente con la intención de saber dónde está el otro, no para conseguir
información, o sólo para jugar con el lenguaje.
Utilizan
más nombres específicos y de acción.
En
ocasiones, es más difícil para el niño saber cuándo puede comenzar a hablar y
respetar el turno de palabra en una conversación.
En
el lenguaje escrito puede presentar algunas diferencias si utiliza el sistema
de lectoescritura en tinta, cuando utiliza el sistema braille aprenderá la
lectoescritura al mismo ritmo que el resto, aunque será necesario tener en cuenta
la metodología y didáctica específica de su aprendizaje.
Retraso
en el uso de los pronombres «yo» y el
«tú». A veces, para solucionarlo, utilizan la tercera persona o, incluso, su
nombre: «El niño quiere jugar».
Es
muy importante que comprenda y acepte normas y modos de comportamiento social
con su familia, la escuela y la comunidad.
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Desarrollo de hábitos y autonomía
Considerando
que no debe de haber sobreprotección y considerando su carencia visual el
niño puede desarrollar sus habilidades y aprender a ser independiente realizando actividades que
promuevan su desarrollo personal y su autoestima, exigiendo los mismos comportamientos
y aprendizajes que los niños videntes, con las adaptaciones que sean
necesarias.
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Desde
edades tempranas es conveniente que el
niño colabore en las actividades de vida diaria como la alimentación, el
vestido, el aseo o el orden, así irá adquiriendo más autonomía y conocimiento
del entorno.
Es
importante que los niños y niñas con deficiencias visuales aprendan a
desenvolverse en grupo y adquieran así buenas habilidades sociales.
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Para
afrontar las dificultades y conseguir que su inclusión académica y social sea
posible en todos los ámbitos (personal, familiar, social, escolar y profesional),
el niño debe aprender a:
Relacionarse con los
demás.-
Desenvolverse en grupo y adquirir habilidades sociales, verbales y no
verbales.
Ser autónomo en sus
actividades cotidianas.- Interiorizar las acciones a través de la experiencia
directa, aprender y adquirir hábitos de autonomía personal adecuados a cada
situación: aprender buenos modales en la mesa, lavarse las manos antes de comer o ir al
baño, vestirse adecuadamente para cada ocasión, aseo y normas sociales
básicas, etc.
Aprender técnicas para
orientarse y desplazarse.- La capacidad para moverse con autonomía, seguridad y
eficacia es vital para su desarrollo. A partir de los dos años de edad, los
niños pueden empezar a tener cierta autonomía para desplazarse por lugares
conocidos, para ello es muy necesario brindarles ambientes seguros y
ordenados y así evitar accidentes.
Conocer y asumir su
patología visual.-
Debe conocer sus limitaciones y sus capacidades y formarse una autoimagen
adecuada para que aproveche al máximo la ayuda personal y los materiales que
están a su disposición para compensar sus necesidades.
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Conductas inadecuadas y
señales de alarma
Además
de ofrecer al niño un entorno emocional y cognitivo adecuados debemos de
estar alertas ante ciertos comportamientos inadecuados.
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Cuando
el niño muestra conductas inadecuadas, como por ejemplo, cuando se muestra
irritable, o tiene rabietas o comportamientos agresivos hacia sí mismo, los
demás, o hacia los objetos, etc. Debemos de pensar que el desarrollo del niño
está sufriendo algún problema o retroceso.
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Los
desajustes en la evolución del niño o la relación con la madre o entorno
familiar se expresan a través de:
Problemas
de sueño o alimentación
Indiferencia
ante la voz de la madre o los sonidos en general
Rechazo
al contacto físico
Pasividad
Irritabilidad
No
emite sonidos
No
muestra extrañamiento o preferencia por nadie (a partir del primer año)
No
protesta ante la frustración
No
manifiesta temor
Cuando
no busca un objeto que tenía en las manos
Cuando
no hace intentos de comunicarse
Autoagresiones
Hiperactividad
que deja entrever ansiedad, dificultad para contenerse y autocuidado
Rechazo
o temor ante objetos nuevos
Conductas
estereotipadas en la exploración
Falta
de lenguaje
Utilización
del llanto como único modo de expresión
Lenguaje
sin intención comunicativa (ecolalia y lenguaje
descontextualizado
o repetitivo que llega a interferir en la comunicación)
Ansiedad
en las tareas manipulativas.
Esto
nos lleva a pensar que hay algo que está influyendo negativamente en el
desarrollo del niño.
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Incorporación a la
escuela
La
inclusión de un alumno con déficit visual en un centro educativo puede plantear
dudas sobre cómo responder de forma adecuada a sus necesidades educativas.
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Ir
a la escuela supone para el niño la separación de la madre y de la seguridad
que le proporciona. Para los padres también supone la separación y el tener
que confiar a otros el cuidado y la educación de su niño.
El
asistir a la escuela representa el desarrollo de la autonomía personal, tener
que manipular a través de la exploración táctil, relacionarse con otros
niños, desarrollar su habla, etc. El niño debe de estar seguro de que sus
padres siempre estarán con él, debe de sentirse seguro de ello para que pueda
desarrollarse como persona.
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El
ingreso a la escuela debe de realizarse de forma progresiva, al inicio se
necesitará de la presencia de los padres y más adelante del maestro que harán
de intermediarios entre el niño y los compañeros, para ayudarle a ir
identificando a cada niño, aprender a dirigirse a ellos, a pedir ayuda cuando
la necesita y a participar en todas las actividades y juegos.
Una
vez integrado el niño en la escuela, se iniciará la atención por parte del
profesional que hará un seguimiento de la evolución y pueda apoyar al niño, dando
asesoramiento especializado a los maestros y los recursos materiales
necesarios (adaptación de material en relieve, material braille, ayudas ópticas
y tiflotecnológicas, etc.)
La
educación para el niño debe de partir de sus posibilidades y respetar su especificidad,
sin centrarse exclusivamente en sus limitaciones.
Se
utilizarán estrategias similares a los de demás pero con los instrumentos y
técnicas necesarias para que el niño pueda acceder a la información, ya que
es muy importante desarrollar su potencial intelectual y social.
Debemos
adaptar las programaciones curriculares de acuerdo a las necesidades e
intereses del niño, aplicando una metodología adecuada y el material educativo
específico.
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Evaluación
Su
objetivo es obtener información global acerca del desarrollo y posibilidades del alumno en un momento
determinado de su evolución.
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Es
importante realizar una evaluación integral e interdisciplinar que contemple
su desarrollo psicomotor, cognitivo, afectivo y social, el funcionamiento
adaptativo de su conducta, de la comunicación y el lenguaje, su funcionalidad
visual, su estado emocional, etc.
El
desarrollo de cada área depende de otras áreas y su adecuada valoración debe
obtenerse a través de distintas fuentes de información, en diferentes
contextos
y con diferentes instrumentos.
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a)
Específicas para niños con discapacidad visual
· Escala Leonhardt de
desarrollo para niños con ceguera de 0 a 2 años. Leonhardt, M. (1992).-
Evalúa las áreas:
control postural y motricidad, sentido
auditivo, comunicación, sentido
táctil, desarrollo cognitivo y
hábitos.
· «En los zapatos de los
niños ciegos. Guía de desarrollo de 0 a 3 años». Lucerga, R. y Gastón, E.
(2004).- Dirigida a los padres y los profesionales. Presenta los objetivos
básicos del desarrollo evolutivo de los niños con discapacidad visual,
organizados por áreas y edades.
· Guía para la observación
cualitativa de la conducta en niños ciegos
de Rosa Lucerga (1993).- Guía para la detección de posibles
desviaciones del desarrollo en niños ciegos de 0 a 5 años
· Escala de desarrollo
para niños pequeños con severos déficits visuales. Reynell, J. y Zinkin, P.
(1986).- Escala para diagnosticar el desarrollo mental de niños de 0 a 5 años
y medio de edad con discapacidad visual. Evalúa el desarrollo motriz y el
desarrollo mental.
· Escala de madurez social
para niños con ceguera en edad preescolar (1957) Maxfield, K. E. y Buccholz,
S. Escala que evalúa la madurez social de niños con ceguera desde el
nacimiento hasta los 6 años.
· Test de inteligencia
para niños con dificultades visuales. Williams (1956) Test basado en el Wisc
para niños con ceguera o deficiencia visual, desde los tres años y medio a
los 16 años. Se obtiene el cociente intelectual.
Etc.
b)
Generales
·
Escala para la Evaluación del Comportamiento Neonatal
(NBAS). Brazelton, T. B. y Nugent, J. K. (1997) Escala para la valoración desde
el nacimiento a 2 meses de edad, ítems de habituación, social-interactiva,
sistema motor, organización del estado, regulación del estado, sistema
nervioso autónomo, reflejos y tono muscular.
·
Cuestionario de Temperamento Infantil. Carey y McDevitt
(1978). Relaciona el temperamento con
las diferencias individuales, dentro de los diferentes estilos conductuales. Aplicación
directa a las madres de niños de entre 4 y 8 meses.
·
Escala Brunet-Lezine para medir el desarrollo psicomotor de
la primera infancia. Brunet, O. y Lezine, I. (1997). Evalúa el desarrollo psicomotor
de los niños de 0 a 6 años en su propio ambiente familiar. Se valora el
control postural y la motricidad, la coordinación óculo-manual, el lenguaje
comprensivo y expresivo y la sociabilidad.
Entre muchas escalas y
test de evaluación.
|
|
Intervención
La
intervención debe ser lo más temprana posible. Por eso es importante
|
Establecer
mecanismos de detección precoz de los niños con patologías visuales, para que
se deriven los casos lo antes posible.
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La colaboración de los padres en el desarrollo
del niño es fundamental, cuanta más información tienen, mejor pueden
intervenir y antes pueden detectar problemas en el desarrollo o señales de alarma.
Los profesionales podremos intervenir ofreciendo
información, apoyo y asesoramiento; y trabajar la aceptación por parte de
todos los que intervienen en el proceso educativo, tanto profesores como
compañeros; así mismo la aceptación de sus capacidades y limitaciones por
parte de los demás.
Prestar atención a las capacidades del niño y no
centrarse únicamente sobre los aspectos negativos. Resolver los problemas con estrategias
adecuadas.
Controlar la ansiedad, el temor, la irritabilidad
o el estrés que pueden generar la discapacidad visual.
Desarrollar habilidades sociales y de
comunicación adecuadas para solicitar ayuda cuando sea necesario.
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CARACTERÍSTICAS EVOLUTIVAS DEL NIÑO CON DISCAPACIDAD VISUAL
martes, 8 de diciembre de 2015
Características evolutivas de un niño con discapacidad visual
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